El doctor Agustín Abba es biólogo e investigador del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE-CONICET-UNLP) y docente de la Cátedra de Mastozoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). El investigador también integra el Grupo de Especialistas en Hormigueros, Perezosos y Armadillos de la ASASG, uno de los más de 140 grupos de especialistas organizados en el marco de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza., uno de los más de 140 grupos de especialistas organizados en el marco de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
¿Son todos armadillos?
Sí, todos los antes mencionados son armadillos. Pertenecen al grupo de mamíferos denominado Cingulata y su principal característica es que poseen una coraza o armadura para proteger el dorso del cuerpo. “Armadillo” es el nombre vulgar o común; otros nombres equivalentes son tatú y quirquincho.
¿Y el tatú carreta?
Tatú carreta, mulita o peludo hacen referencia a especies o géneros de armadillos. Por ejemplo: “tatú carreta” es el nombre vulgar del Priodontes maximus; “mulitas” se usa por lo general para los armadillos del género Dasypus; “peludo” es el nombre que comúnmente se le da a la especie conocida como Chaetophractus villosus.
¿Hay en todo el país?
Sí, hay especies de armadillos en todo el país. Inclusive en la Isla Grande de Tierra del Fuego, donde fue introducido el peludo.
¿En qué se diferencia una mulita de un peludo?
Son dos nombres vulgares que se dan a las especies de dos géneros distintos de armadillos. Por un lado, las mulitas pertenecen al género Dasypus y por el otro lado, el término peludo por lo general hace referencia a la especie Chaetophractus villosus. Y Si comparamos al peludo (Chaetophractus villosus) con, por ejemplo, la mulita pampeana (Dasypus hybridus) encontramos varias diferencias.
Lo escuchamos…
El peludo es más grande, suele pesar unos 3,5 kilos cuando es adulto, mientras que la mulita pampeana unos 2 kilogramos. Además, el peludo es más ancho que alto. Lo contrario a lo que ocurre con la mulita pampeana, que tiene un cuerpo mucho más grácil, con una cabeza no muy ancha y una cola bien larga. Las orejas de las mulitas son proporcionalmente más largas que las del peludo. Y, entre otras diferencias, el peludo suele tener pelaje mucho más largo y denso.
Se adjudicaron roturas de silobolsas a estos animales. ¿Ambos serían capaces de romperlos?
Tanto las mulitas como los peludos podrían potencialmente romper los silobolsas. Sin embargo, hasta ahora todos los registros que obtuvimos son de roturas producidas por el peludo (Chaetophractus villosus).
¿Por qué lo harían?
Estos animales reconocen principalmente el medio ambiente con el olfato y cuando se encuentran con algún elemento extraño, además de olerlo, lo exploran con sus garras. Debido a que estas son muy grandes y poderosas pueden generar roturas en la membrana del silo bolsa. Una vez que está roto también pueden usarlo como refugio y, en parte, como alimento.
¿Un silobolsa no es fuente rápida de comida?
No. Los peludos son omnívoros (comen de todo), y en el entorno rural hay una alta oferta y disponibilidad de diferentes tipos de alimentos para esta especie. Por eso creemos que los peludos no rompen los silobolsas para alimentarse del contenido sino como una consecuencia indirecta de su actividad de exploración, o por hacer cuevas debajo de los bolsones. Aunque, una vez roto, pueden aprovechar el contenido, pero no como único o principal alimento.
Los armadillos, ¿están en peligro?
La gran mayoría no está en peligro de extinción. De las 13 especies de armadillos que hay en Argentina, gran parte no tiene problemas graves de conservación. La única especie que está amenazada es el “tatú carreta” (Priodontes maximus) y las principales amenazas que lo afectan son la pérdida y degradación del hábitat debido a las actividades humanas y la caza. Por el otro lado, hay 5 especies Casi Amenazadas y 3 especies que no tenemos datos para evaluar su estado de conservación. Sin embargo, es necesario aclarar que todas las especies de armadillos sufren el impacto de la actividad humana en mayor o menor medida.
¿Su caza está prohibida?
Así es: sólo en algunas regiones del país se permite la caza de subsistencia.
¿Sufren del tráfico de especies? ¿Es por mascotismo?
Sí, son víctimas del tráfico. No es muy frecuente que se tengan como mascotas a estos animales pero es muy común que se los cace o capture por ser considerarlos dañinos o para alimento. A su vez, en muchas ocasiones, algunas especies son capturadas por ser animales raros.
¿Qué contribución hacen al ambiente?
Son presas de grandes y medianos depredadores, como carnívoros y aves rapaces. Dada su forma de alimentarse (escarban en el suelo) aportan oxigenación al suelo y aceleran y/o facilitan el ciclo de los nutrientes. Son ingenieros del ecosistema, ya que sus cuevas son utilizadas por otras especies de animales. También son dispersores de semillas.
¿Hacen algún aporte a la producción agropecuaria?
Son controladores de plagas agrícolas, ya que se alimentan de gran cantidad de insectos que afectan a los cultivos, como coleópteros, dípteros y hormigas (tanto larvas como adultos). Además, la producción agropecuaria se ve beneficiada por la oxigenación del suelo y el aporte en el ciclo de los nutrientes.