El 2 de abril de 1982, tropas argentinas desembarcaron en las Islas Malvinas con el fin de recuperar la soberanía que en 1833 había sido arrebatada por fuerzas armadas de Gran Bretaña.
Este hecho fue decisión del gobierno de facto que había derrocado al gobierno constitucional el 24 de marzo de 1976. Dicha acción se enmarcó en un acto más por perpetuarse en el poder ante el debilitamiento de las dictaduras en Latinoamérica.
Dada la firme convicción de la población en cuanto a la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, la irrupción militar de las fuerzas armadas al archipiélago contó con el apoyo de una inmensa cantidad de argentinas y argentinos que veían en dicho acto una reivindicación de los derechos de soberanía tantas veces peticionado.
Ya en 1982, el gobierno dictatorial estaba en una situación complicada debido a la cantidad de denuncias internacionales sobre violaciones a los derechos humanos y a las críticas de diferentes sectores del país por la situación social, política y económica.
Luego de esa primera misión de intento de recuperar las islas por parte de un grupo de Infantes, miles de soldados argentinos desembarcaron en las mismas y tomaron posiciones de defensa ante un eventual conflicto bélico.
La mayoría eran jóvenes de entre 18 y 20 años que cumplían con el Servicio Militar Obligatorio y que no tenían formación militar profesional como los oficiales y suboficiales que habían decidido realizar la carrera militar.
Estos jóvenes, a los que se los conoce como “conscriptos”, podían estar un año prestando servicios en una base naval o aérea, en un destacamento del ejército o en cualquier otra dependencia de las Fuerzas Armadas.
Durante sus meses de servicio militar cumplían tareas muy variadas, desde hacer guardias durante todo el día hasta realizar servicios domésticos como barrer, limpiar o hacer tareas que no tenían relación alguna con la preparación militar. Por ello, a estos jóvenes se los conocía con el nombre de “COLIMBA” que significaba “corre-limpia-barre”.
A pesar de los intentos diplomáticos en las Naciones Unidas y en otros foros internacionales, el gobierno británico comenzó a preparar su flota de mar y su ejército con la intención de retomar el control de las islas.
El 2 de mayo el hundimiento en el Atlántico Sur del crucero argentino “General Belgrano”, por parte de un submarino inglés, confirmaba la negativa del gobierno británico de llevar adelante negociaciones que dieran una solución pacífica al conflicto entre ambos países.
El 21 de mayo comenzó el desembarco de las tropas británicas y el enfrentamiento terrestre de ambas fuerzas armadas.
El coraje y la valentía de las tropas argentinas no pudieron frenar el avance de un ejército con una larga historia de guerras en su haber y un poderío bélico muy superior al argentino.
El 14 de junio, tras 72 días de crueles batallas, el gobernador argentino designado en las Islas Malvinas por el gobierno militar firmó la rendición incondicional de las tropas argentinas.
El resultado de la guerra dejó a más de 649 soldados argentinos fallecidos en combate y una cifra similar de suicidios hasta la actualidad, debido a las secuelas psicológicas que provoca una guerra.
El gobierno militar, acudiendo al patriotismo y a la reivindicación nacional sobre las islas, emprendió semejante misión teniendo un diagnóstico desacertado de la situación internacional imperante y una errónea planificación y estrategia militar. La derrota aceleró el fin de la dictadura y abrió paso para que, al año siguiente, hubiera elecciones libres y democráticas.
La Organización de las Naciones Unidas continúa considerando a los archipiélagos (con sus aguas circundantes) como territorios en disputa y como un caso de descolonización especial y particular.
Para el gobierno nacional la Cuestión de Malvinas es un tema de política exterior. El reclamo de soberanía continúa por el camino de la paz y la diplomacia, como se ha sostenido y desarrollado en los distintos gobiernos democráticos. La República Argentina ha denunciado regularmente la ocupación británica, contando con el consenso en distintos ámbitos multilaterales, y se trata de un tema central para las argentinas y los argentinos.
La creación de la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, es un paso en la tarea de continuar con el reclamo de las islas. En su órbita, funciona un Consejo del cual participan todas las fuerzas políticas, la provincia de Tierra del Fuego, representantes del mundo académico y de los excombatientes para diseñar entre todas las estrategias de reclamo.
El profundo sentido de defensa de los ideales argentinos llevó a los soldados a defender lo que es propio por su legítimo derecho. Por eso el 2 de abril se conmemora el “Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas” con el propósito de honrar a los soldados caídos y a todos los que participaron en esa guerra.
Ejercer la memoria es un derecho impostergable y una responsabilidad que tenemos todos.