Hoy el software no es líneas de código componiendo programas como fue considerado durante muchos años, el software no se fabrica se desarrolla, y ese desarrollo requiere de analistas simbólicos (Reich, 1993), trabajadores analíticos en la industria del conocimiento que diseñen los sistemas que han transformado la sociedad, no solo convirtiéndose el software en una industria sino en una cultura, dado que el software hoy ya es ubicuo.
La industria 4.0, requiere de software y este es para ella un componente fundamental, ya sea embebido o no, también la industria y sobre todo las Pymes para lograr la imprescindible transformación digital y pasar a ser industrias 4.0, para ello requieren de software, para su administración, su producción, la comercialización, brindar servicios, para la toma de decisiones en forma de tableros de comandos, etc.Ese software que es desarrollado por nuestros programadores, por nuestros técnicos, que se integra en los sistemas diseñados por nuestros ingenieros o licenciados, esos a los que denominamos más arriba como analistas simbólicos, los que tenemos que seguir formando e incrementar, en base a planes de capacitación y a la integración de estado, industria y universidad.
Es urgente que nuestro software no solo se exporte, sino que se integre a la industria de nuestro país, que nos permita incorporarlo a los dispositivos, a las máquinas a los componentes, mecanismos y equipos sustituyendo importaciones.El software debe ser consumido internamente también y promover el desarrollo para ese consumo, dado que su valor en forma integrada se multiplica; si no este se convierte en un commodity que no se comercializa con diferenciación cualitativa, fortaleciendo localmente los servicios basados en el conocimiento.Este software que puede ser considerado como un bien social, sobre todo en épocas de distanciamiento que los usufructuamos y consideramos como una interface imprescindible para conectarnos y de esa forma vincularnos, trabajar, enseñar y aprender; es también la fuente de impulso y promoción que la industria 4.0 necesita.
Ingeniero Marcelo Estayno.
Docente investigador en Escuela de Economía y Negocios UNSAM