En lo que a mi concierne, no me gustan demasiado los rótulos , creo que no es lo importante, uno anda por la vida haciendo su camino y tratando de vivir de acuerdo a sus motivaciones y sueños.
Hoy es el Día del Locutor en nuestro país, motivo de alegría y celebración de aquellos que dedican sus horas a esta hermosa y apasionante profesión, como lo he dedicado en mi caso durante muchos años y siempre pensando en volver a un micrófono- ya el tiempo y las oportunidades dirán cuándo- hoy, lo que he convertido en mi profesión, pasa por la virtualidad y eso me lleva a mas escritura que micrófono, aunque siempre buscando y contando noticias.
Desde mis primeros tiempos en la actividad radial hasta hoy, siempre me dio cierta incomodidad y casi vergüenza el “título” de locutora, no creo ser merecedora de ello; me considero más bien una habladora, que necesita estar comunicada con el resto de las personas para compartir gustos, vivencias, información, realidades, actualidad.
Digo esto porque no poseo formación académica, salvo algún taller o curso realizado ocasionalmente; pero las ganas y el empeño en hacer la labor comunicacional, es suficiente para dejarme llevar sin pensar demasiado.
Es sabido que en las ciudades pequeñas son muchísimos los amigos aficionados al micrófono que se plantan enfrente y comienzan la mágica relación entre él y quienes están del otro lado receptando su mensaje.
Sentirse locutor no lo determina el hecho de un carnet habilitante por un instituto, es un fuego interno que puja por salir al exterior sin manera de frenarlo , manifestándose en forma de palabras y mensajes auditivos. Quien lo experimenta no tiene retorno, es adictivo, crea dependencia.
Es una actividad que me ha permitido aprender de mis compañeros (los de todos los tiempos) aprender del oyente y sus demandas; es transmitir sentimiento, pedidos, compartir estados de ánimos propios y de quienes están del otro lado, es ser nexo, puente; me obliga a intentar ser mejor cada día, a vivir de acuerdo a lo que proclamo, a saber, que el respeto y la ética es la consigna.
Ser locutor es poder, a través del éter y con el instrumento más maravilloso, la voz, lograr llegar a lo más profundo de cada oyente.
Doy gracias por haber conocido ésta profesión tan noble y que me ha retribuido muchísimo más de lo que he dado y doy.
Gracias infinitas a quienes hicieron llegar hoy su saludo, por el respeto y cariño que les tengo es que tuve ganas de contar lo que significan para mí los rótulos y espero que se entienda que este contacto con cada uno de los seres que he conocido a través de aire o personalmente es lo que más disfruto cada día. ¡¡FELIZ DIA LOCUTORES!!