(La Brújula Web- 11-03-25) Así, con simpleza y en silencio, donde el único sonido audible es el repiquetear de los instrumentos cuando ensayan, ellos van logrando ese objetivo que se han planteado, acercar a jóvenes que no encuentran otro espacio donde volcar sus emociones, lográndolo a través del tiempo.
NOTA.
Coco y Alejandro son dos vecinos de Ameghino que dedican gran parte de su tiempo, por las tardes a ejercitar a jóvenes grandes y chicos en la percusión, con instrumentos adquiridos con mucho esfuerzo, concentran a mas de 80 personas entre las dos batucadas “Retumba” y “Baturritmo”esta última, lograda recientemente con integrantes mujeres en su totalidad.
En un espacio del ferrocarril sobre calle N°1 e/40 y 42 , se los puede ver y oír casi todas las tardes, con calor,viento o frío entusiasmarse con los estruendos del repique de un bombo a un nutrido grupo de vecinos que en su mayoría son jóvenes, pero que han ido acercando a sus pequeños hermanos,a padres, abuelos a integrar el grupo de la batucada.
“Es que acá con Ale sabemos cosas de los chicos que ni sus padres saben” comenta Coco en la nota- primero escuchan y miran de lejos, de a poco se van acercando y luego van tomando confianza, ahí es donde empiezan a formar pare de este espacio – asegura-
“Ahora ensayamos para el corso del Sabado que organizamos juntos con la Escuela Especial y este año también el CEAT, también ofrecemos un bono contribución de $1000 que ya está a la venta, con lo recaudado esta vez vamos a darles una retribución económica a todos los integrantes” -confirman ambos-
Este año la batucada cumple 10 años y tanto Alejandro como Coco dicen que aspiran a celebrarlo con la suma de más integrantes, porque saben que quienes se acercan al grupo se encuentran contenidos por el arte de esta expresión,
El grupo comenzó hace diez años con solo ocho integrantes desarmando una batería y una caseta, a los dos años comenzaron a integrar a jóvenes con problemas sociales, familiares y de diversa índole hasta llegar a tener hoy mas de ochenta personas entre los dos grupos. La adquisición de los instrumentos como el mantenimiento de accesorios se logra con los fondos recaudados en las participaciones que van haciendo en diferentes ciudades “Este año hemos tenido actuaciones en Tejedor, Pinto, Lincoln, Villegas y ahora estaremos el Sabado en el corso de Ameghino, no tenemos ayuda estatal, solo la de los vecinos cuando ofrecemos tortas o un bono, que no es poco- manifiestan-
“Recibimos desde el inicio, hace diez años, a chicos con muchos problemas y casi sin darnos cuenta nos enfocamos en eso, lo más importante es escuchar al joven que llega, charlamos en grupo, reímos, lloramos juntos, el ensayo es la excusa para estar presentes.”
“Al principio no nos dimos cuenta de la inclusión social que estábamos logrando, ahora cuando nos dicen que esto los ayudó tomamos mas conciencia y nos encuadramos aún mas en esto”
“ Nos tomamos el tiempo de enseñarle nota por nota a todos, unos aprenden rápido a otros les cuesta un poco más, pero si a un joven explicándoles de todas maneras no agarra es porque un problema tiene y ahí tratamos de ayudarlo”
Sin darse cuenta abiertamente este grupo de adultos compuesto por dos hombres y sus compañeras, están logrando lo que muchas veces desde otros espacios no se puede alcanzar, la integración social de jóvenes, niños y adultos, que encuentran un espacio de expresión a través de la música y el baile, porque detrás de ese golpe en los parches, hay historias, anécdotas, secretos muy guardados que salen en una expresión artística, esa que muchas veces está oculta, pero que cuando surge, logra estas maravillas.
La simpleza, el silencio y tiempo de Coco y Alejandro no son advertidos quizá por el resto de la sociedad, sólo quienes encontraron allí su espacio..lo valoran.